A veces me siento como un manojo de manos, de nervios, como un manojo de indecisiones e incisiones en el espacio. Me siento de lado, me siento con las piernas cruzadas, me siento frente al espejo, me siento azul (blue pa' más señas), pero sobre todas las cosas me siento mal. Me siento como la mierda, como un pequeño insecto aplastado por una chola, como una ventana sucia llena de mensajes asquerosos, como un llavero lleno de doble verdades. Con ganas de correr, de caer boca abajo en el asfalto, en la grama, en el tatami, de ser un pastor de nubes. Hoy es uno de esos a veces, uno de esos momentos de amor propio, de prestidigitación existencialista. Hoy no sólo dan ganas de correr, dan ganas de dejar de hacerlo, de abandonarlo todo a la mierda y volverme imágenes, de volverme impostura misma, ganas insaciables de volverme imposible.
Es en esos a veces que me encuentro como el grillo iconoclasta, que me encuentro con mis dedos intentando tocarse a sí mismos, intentando reconocerse, tanteando en la oscuridad a su dueño, a sus alrededores. A veces jodedores, a veces de estigma que no dejan que duerma bien, que no dejan que el Eno funcione, que no dejan que la vodka salga de mi organismo y que me hacen abrir esta ventana y seguir cagándola, que me hacen insistir sobre el mismo punto y forzar lo ya roto. Es entonces cuando me siento sobre el teclado y lo palpo mientras escribo, lo tanteo y siento cada tecla presionarse, prestidigito, prestidigitación, prestidigitando, prestidigité.
Y es que nada mejor que sentir con los dedos, que dejar que las yemas se quemen y pierdan sensibilidad, de sentir todo torpe y abrir el sentido de los pies, de las manos, de los 20 dedos. Nada mejor que prestidigitar el mundo, nada mejor que quedar boca abajo y saberse lleno de texturas, simplemente tactil.
P.s.: La imagen es del Che Fernando (el.pibe.que.nunca.pudo.encontrar.su.punch).
domingo, 27 de enero de 2008
martes, 22 de enero de 2008
El malibú
Del 68 era, de los primeritos, asientos de cuero y el cd guindado en el retrovisor. Podía sentir los resortes sobre sus nalgas, podía sentir cómo la goma-espuma había perdido toda sus características y lo único que podía hacerle pensar que seguía ahí era la ligera sensación de que los resortes no le estaban tocando su trasero directamente, y menos en medio de esa cola. Azul poceta, el malibú había tenido 10 dueños antes de haberla tocado, 2 viejos, 1 ladrón, Chiquinquira Delgado y 6 taxistas cuya identidad desconocía, No puedo creer que la Chiqui haya tenido que soportar estos incomodísimos resortes, pensó mientras el carro en neutro y la radio desconectada la acompañaban, el copete lleno de laca parecía que iba a caer, que iba a desistir, a rendirse, que iba a renunciar a su estoica posición e iba a inclinarse hacia los lados, hacia donde la gravedad le había asignado a Yuleisi la posición correcta de su pelo de rulos.
Caída libre anunciaba su pelo, la laca insoportable chorreaba por sus sienes, su traje de banquera manchado anunciaba el colapso del día, anunciaba la corneta segura, el regaño seguro, los bigotes sudados de su jefe anunciando al despedida de Yuleisi ¿la fiesta? ¿los pasapalos? No, de eso nos encargamos después, las serpentinas volando por el aire y rozando su cabello, tocando esa maraña, esa especie de puercoespín que vivía en su cabeza y trataba de amoldar todos los días, con la seguridad del despido y de que perdería su chaleco, Yuleisi se fue de bruces contra el volante que rápidamente se convirtió en nave espacial, su cuerpo desfigurado iba y venía como un péndulo, como ondas hertzianas atravesando el espectro, moviéndose Yuleisi como una gelatina Royal, como la gorda del piso 15, esa que baja en minifalda y no tiene sentido del pudor.
Sumida en un trance shamánico, su agitada vida se tornaba en un prisma de colores, en la paleta de Matisse, ella se volvía una pincelada, un acorde, se transformaba en una letra escrita repetida mil veces, en murmullos de mosca, en susurros de envoltorios.
Yuleisi fue los hermanos Cohen y Fellini, Lennon y Jagger, Maelo y su jefe, se movió entre las paredes físicas de cada cuerpo mientras veía caer su estampita de la Milagrosa, mientras el pelo sudado ya no le pesaba ni caía, sino que se reivindicaba a sí mismo, sintió caer vertiginosamente y levantarse en el estruendo, sintió la pila de mierda de la vida que le caía, el estiércol del trabajo sobre su boca abierta. Regálame una noche que no termine nunca for you don't count the deads when god's on your side un osito dormilón le regalé y un besito al despedirse ella me dió I should be drinking a toast to absent friends instead of these comedians mi corazón una mentira pide, para esperar tu imposible llamado, yo no quiero que nadie se imagine cómo es de amarga y honda mi eterna soledad.
La corneta, el coñazo, el golpe y el Astra abollado hicieron a Yuleisi levantarse, la vida le había tocado la nariz y ella simplemente recordaba su pelo, irremediable para los momentos, decidió caer sobre el volante de nuevo y pisar el acelerador, a ver si el sueño recomenzaba.
Caída libre anunciaba su pelo, la laca insoportable chorreaba por sus sienes, su traje de banquera manchado anunciaba el colapso del día, anunciaba la corneta segura, el regaño seguro, los bigotes sudados de su jefe anunciando al despedida de Yuleisi ¿la fiesta? ¿los pasapalos? No, de eso nos encargamos después, las serpentinas volando por el aire y rozando su cabello, tocando esa maraña, esa especie de puercoespín que vivía en su cabeza y trataba de amoldar todos los días, con la seguridad del despido y de que perdería su chaleco, Yuleisi se fue de bruces contra el volante que rápidamente se convirtió en nave espacial, su cuerpo desfigurado iba y venía como un péndulo, como ondas hertzianas atravesando el espectro, moviéndose Yuleisi como una gelatina Royal, como la gorda del piso 15, esa que baja en minifalda y no tiene sentido del pudor.
Sumida en un trance shamánico, su agitada vida se tornaba en un prisma de colores, en la paleta de Matisse, ella se volvía una pincelada, un acorde, se transformaba en una letra escrita repetida mil veces, en murmullos de mosca, en susurros de envoltorios.
Yuleisi fue los hermanos Cohen y Fellini, Lennon y Jagger, Maelo y su jefe, se movió entre las paredes físicas de cada cuerpo mientras veía caer su estampita de la Milagrosa, mientras el pelo sudado ya no le pesaba ni caía, sino que se reivindicaba a sí mismo, sintió caer vertiginosamente y levantarse en el estruendo, sintió la pila de mierda de la vida que le caía, el estiércol del trabajo sobre su boca abierta. Regálame una noche que no termine nunca for you don't count the deads when god's on your side un osito dormilón le regalé y un besito al despedirse ella me dió I should be drinking a toast to absent friends instead of these comedians mi corazón una mentira pide, para esperar tu imposible llamado, yo no quiero que nadie se imagine cómo es de amarga y honda mi eterna soledad.
La corneta, el coñazo, el golpe y el Astra abollado hicieron a Yuleisi levantarse, la vida le había tocado la nariz y ella simplemente recordaba su pelo, irremediable para los momentos, decidió caer sobre el volante de nuevo y pisar el acelerador, a ver si el sueño recomenzaba.
domingo, 20 de enero de 2008
...
10: El viento en la cara, se produce el primer vértigo, la primera sensación de pesadez, el cuerpo se despoja de sí mismo y está ahí, el viento, el viento. No es fácil respirar, pero mientras sucede el cuerpo monocromático se torna en espirales de serpentinas, dulces de cereza y de guayaba que se esparcen en el aire.
09: Es la cuenta regresiva, es la conciencia de saber caer, es el precipio que se abalanza sobre mí, es mi cuerpo el que recibe, no el que cae, son los papeles que caen el vacío, son las hojas rotas que vuelan sobre mi cabeza que estallan contra las paredes.
08: Salto en benji, parapente, ícaro, paracaidas, escalada en reversa, rapel sin ataduras, Newton que se ríe y la manzana no que cae sino que se atrae al suelo, que se llaman y el trayecto nunca termina.
07: Ojos cerrados, abiertos, cerrados, todo se nota igual. El cangrejo que te muerde los pieses, que se moja y se seca, que se sale del agua y camina de lado. La misma escena de antes, de ahora, de los segundos, del segundo, del momento, del tiempo efímero que muere. De la hora que pasa, de la que pasó, del benji, de la escalada, del rapel, de mí, de tú, de mío, de nosotros.
06: Caer en espiral, el cuerpo gira y se endereza, te enderezas tú o se endereza el vacío, se endereza la caída o se endereza el universo, eres tú el que se dobla o es el tenedor del niño calvo en Matrix, es Neo o Morpheus, o Trinity, o son los discos que caen conmigo, que me pasan, el Sargento Pimienta que se desvanece, que de deshace, que se quita el sostén y me muestra las tetas.
05: Instrucciones para caer: Caes, te levantas, caes, te levantas. Como si lo simultáneo, lo cotidiano, lo que se camufla no fuese lo mismo, una energía llena de dinamismo, la alegría del caer sin levantarte, el déja-vú, la verga esa que no recuerdas el nombre.
04: Como un beat con glitch, sucio y acabado, caídas rápidas musicales, colores que se manchan como Pollock, líneas que chocan y forman el instante de lo cotidiano, lo infinitamente distinto que se queda en una polaroid.
03: Fito Páez, Chico Buarque, Phil Spector, Bowie, Not.Bowie, Dylan, Dylan divorciado. Como si no se entendiera el sentido de todo, como no se supiera que el caramelo del -brinco pa'trás- 10 está envuelto en llamas, su pequeño envoltorio, I would set myself on fire for you.
02: this is the point
this is the manifest
bed for the scraping
dirty little secret
Tanto caer para llegar al final, al manifiesto, a Tzara corriendo desnudo y moviendo el periódico en la bolsa, sacando palabritas y palabritas, bed for the scraping, bed for the scraping. Como si te fueses a estrellar en la pared y...
10: El viento en la cara...
09: Es la cuenta regresiva, es la conciencia de saber caer, es el precipio que se abalanza sobre mí, es mi cuerpo el que recibe, no el que cae, son los papeles que caen el vacío, son las hojas rotas que vuelan sobre mi cabeza que estallan contra las paredes.
08: Salto en benji, parapente, ícaro, paracaidas, escalada en reversa, rapel sin ataduras, Newton que se ríe y la manzana no que cae sino que se atrae al suelo, que se llaman y el trayecto nunca termina.
07: Ojos cerrados, abiertos, cerrados, todo se nota igual. El cangrejo que te muerde los pieses, que se moja y se seca, que se sale del agua y camina de lado. La misma escena de antes, de ahora, de los segundos, del segundo, del momento, del tiempo efímero que muere. De la hora que pasa, de la que pasó, del benji, de la escalada, del rapel, de mí, de tú, de mío, de nosotros.
06: Caer en espiral, el cuerpo gira y se endereza, te enderezas tú o se endereza el vacío, se endereza la caída o se endereza el universo, eres tú el que se dobla o es el tenedor del niño calvo en Matrix, es Neo o Morpheus, o Trinity, o son los discos que caen conmigo, que me pasan, el Sargento Pimienta que se desvanece, que de deshace, que se quita el sostén y me muestra las tetas.
05: Instrucciones para caer: Caes, te levantas, caes, te levantas. Como si lo simultáneo, lo cotidiano, lo que se camufla no fuese lo mismo, una energía llena de dinamismo, la alegría del caer sin levantarte, el déja-vú, la verga esa que no recuerdas el nombre.
04: Como un beat con glitch, sucio y acabado, caídas rápidas musicales, colores que se manchan como Pollock, líneas que chocan y forman el instante de lo cotidiano, lo infinitamente distinto que se queda en una polaroid.
03: Fito Páez, Chico Buarque, Phil Spector, Bowie, Not.Bowie, Dylan, Dylan divorciado. Como si no se entendiera el sentido de todo, como no se supiera que el caramelo del -brinco pa'trás- 10 está envuelto en llamas, su pequeño envoltorio, I would set myself on fire for you.
02: this is the point
this is the manifest
bed for the scraping
dirty little secret
Tanto caer para llegar al final, al manifiesto, a Tzara corriendo desnudo y moviendo el periódico en la bolsa, sacando palabritas y palabritas, bed for the scraping, bed for the scraping. Como si te fueses a estrellar en la pared y...
10: El viento en la cara...
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